“Una adecuada gestión de las emociones se podría considerar como una competencia del más alto nivel adaptativo”

A fines de junio realizamos un seminario titulado “Abordaje de la disregulación emocional en niños y adolescentes” y el tema generó mucho interés, por lo que hemos profundizado más sobre la materia. En este contexto, les presentamos una entrevista realizada a Ramón Jara, director de la Fundación Simonne Ramian  y asesor en neuropsicología y neurodidáctica, quien profundiza sobre la importancia de entender las emociones como base para la adaptación de la persona. Además, explica el rol que tienen los adultos y las instituciones educativas en la regulación de las emociones de los niños / as.

¿Qué es la disregulación emocional?

En un sentido amplio, el concepto de disregulación emocional se utiliza para definir la falta de capacidad para modificar o regular la experiencia, las acciones y las expresiones (verbales y no verbales) ante la presencia de un estímulo emocional, lo que termina impactando negativamente las esferas afectiva, cognitiva, comportamental y relacional.

¿Qué es la regulación emocional?

La regulación emocional se refiere a “aquellos procesos por los cuales las personas ejercemos una influencia sobre las emociones que tenemos, sobre cuándo las tenemos, y sobre cómo las experimentamos y las expresamos” 

Se trata de procesos externos e internos responsables de monitorizar, evaluar y modificar nuestras reacciones emocionales para cumplir nuestras metas y favorecer nuestra adaptación socioemocional.

¿Por qué es tan relevante entender las emociones de los niños y abordarlas adecuadamente?

Porque las emociones son fundamentales para la adaptación general del individuo, tanto a nivel intraorganísmico (ajustan el estilo cognitivo de la persona a las demandas situacionales, facilitan la toma de decisiones, preparan al individuo para respuestas motoras rápidas y promueven el aprendizaje) como interorganísmico (comportamiento socioemocional, proveen de información acerca de intenciones conductuales, dan claves acerca de si algo es bueno o malo y permiten determinar con flexibilidad las conductas sociales).

Por lo tanto, no es exagerado señalar que la adecuada gestión de las emociones es una competencia personal del más alto nivel adaptativo y prerrequisito indispensable para la plena actualización de las potencialidades.

¿Cuál es el rol del adulto en la disregulación emocional de los niños?

Todo proceso de regulación emocional, comienza siendo heterorregulación. Durante la infancia, dados los niveles de inmadurez de nuestros sistemas de control homeostáticos, necesitamos de otros organismos que nos ayuden a mantener nuestros equilibrios internos, dentro de umbrales compatibles con la vida y el desarrollo sano. En términos más directamente relacionados con la gestión de las emociones, de niños necesitamos que alguien nos preste su córtex prefrontal para que asista al nuestro aún inmaduro, en lo que respecta a la administración y control de las estructuras cortico-subcorticales encargas del procesamiento emocional.

Este proceso de asistir a nuestros niños y niñas en la gestión de sus emociones, solo tendrá éxito si reúne, entre otras las siguientes condiciones: 

  1. Es realizada por un adulto vinculado afectivamente con el menor.
  2. El adulto exhibe niveles de equilibrio y madurez socioemocional favorables
  3. El adulto conoce diversas estrategias técnicas para favorecer la regulación sana de las emociones
  4. El adulto exhibe competencias de empatía emocional  y auto-monitoreo que le permiten una adaptación flexible a la complejidad relacional

¿Cuáles son las señales que dan los niños y adolescentes con disregulación emocional y que los padres deben atender para pedir ayuda?

Hablamos de una desregulación emocional problemática cuando se presentan, en nuestros niños y niñas, los tres siguientes componentes, de forma interdependiente: 

1) una alta intensidad basal de las emociones negativas 

2) una alta reactividad emocional ante estímulos

3) un lento retorno al estado emocional basal 

Además habría que agregar que las dificultades en la gestión eficiente de las emociones tiene que cumplir criterios de intensidad, frecuencia y duración en el tiempo, de tal manera que se impacte significativamente la adaptación afectiva, cognitiva y relacional del niño o niña.

¿Cuál es el rol de los establecimientos educacionales en el abordaje de la disregulación emocional de los estudiantes? 

En términos de proyección socioevolutiva, los sistemas educacionales, a propósito de la democratización de la información asociada a la era digital, serán cada vez menos decisivos en la transmisión de contenidos académicos. Sin embargo, la estimulación, desarrollo y rehabilitación de competencias socioemocionales se impondrá como un desafío de creciente trascendencia para nuestro tejido social.

Los sistemas educacionales deben ser protagónicos en la implementación de programas sistemáticos y basados en evidencias, cuyos objetivos centrales sean: la alfabetización emocional, el desarrollo de la inteligencia emocional y el desarrollo de habilidades de gestión emocional. Estos programas deben abarcar niveles promocionales, preventivos e interventivos.

En este sentido, la edad preescolar, por variables de neurodesarrollo, es un período crítico para la formación del sistema de control regulatorio emocional. Posterior a esta edad, se vuelve ineludible el fortalecimiento de rasgos caracterológicos que permitan modular rasgos temperamentales que predispongan a la disregulación emocional, lográndose con esto finalmente una estructuración más sana de la personalidad.